Recientemente la Comisión Europea propone movilizar 700 millones de euros para ayuda humanitaria debido a las inhumanas condiciones del invierno y también en consecuencia del muro levantado en los Balcanes para cortar el flujo migratorio a un tope diario de 580 refugiados y ralentizar su llegada al centro de Europa.
El número de devoluciones de migrantes que no cumplen los requisitos de paso se ha incrementado en las últimas semanas, desde que Austria y los países de la ruta de los Balcanes (Serbia, Eslovenia y Croacia).
Como ya hemos citado anteriormente, en la frontera de Macedonia y Grecia, la policía macedonia usó gases lacrimógenos para rechazar a los migrantes, en cambio la policía griega no actuó de este modo: ni un empujón, ni un mal gesto pese a colas crispadas y tumultuosas.
El jefe policial griego sostiene:
"Nos tememos que las fronteras permanezcan cerradas, quién sabe si para siempre. No es que esto (Idomeni) sea un cuello de botella, es que es un tapón que se enrosca cada día más”.
Los refugiados están desesperados por tener información sobre lo que está pasando fuera del campo de Idomeni. Tienen mayor preocupación por adquirir información que por sobrevivir al hambre y pasar la penalidad.
En nuestra opinión la creación de estas fronteras es un vulneración de los derechos humanos, es decir, todo el mundo tiene derecho a asilo y debido a la situación en sus países de origen, los refugiados sirios son los que más lo necesitan.